En alguna canción escuché que la memoria es traicionera, y es verdad. La memoria te traiciona, y sobre todo me traiciona a mi.
Ya me había olvidado de archivar aquella hoja con frases sin coherencia, y palabras que no riman dentro de la carpeta de recuerdos olvidados, sin embargo hoy se encargaron de recordarme cada palabra, cada frase y su supuesto significado. Sí, supuesto, porque esta vez algo cambio.
Solía recordar el poema y guardarle un par de suspiros, solía recordar el poema y ponerme algo nostálgica, solía tanto, que hoy suelo nada. O al menos nada parecido a lo que antes era... porque dejé pensamientos de lado y le di a mi cabeza un largo respiro.
Me di cuenta que había transformado un gusto pasajero en un capricho, y se lo había regalado mi imaginación para que jugara con él, y mi inconciencia. Traicioné la cordura, y dejé que la locura se apoderara de mis noches.
Y error tras error me metió en mi propio círculo vicioso, sin darme cuenta hace un tiempo atrás que él no era para mí (Y no porque sea un mal chico, porque aún con sus imperfecciones puede llegar a endulzar tu lado más frío, si descubres su interior) sino porque nunca sentí todo lo que creí sentir. Mis emociones tendieron a exagerarse porque a veces se suele idealizar la perfección de algo en alguien, y en este caso, la perfección de un romance loco e inoportuno. Sí, vuelas al séptimo cielo, pero luego aterrizas.
Al final siempre lo haces, aún cuando tome días, meses, incluso años, la gravedad termina por atraerte a tierra de alguna u otra manera.
Ya lo hizo conmigo.
Y este no es mi poema. Este poema es de aquella ilusión caducada meses antes de su fecha de vencimiento. Una ilusión que me permitió ganar un premio, y sentir que mis palabras, no eran por las puras.
Consumamos un trato
Prometo rescatar tu olvido,
Si rescatas mi ilusión.
Prometo no esconderte los acordes de mi voz,
Si no me escondes el vacilar de tu mirada.
Prometo regalarte el calor mis abrazos,
Si me regalas tus sonrisas.
Prometo tatuar el sabor de mis besos en tu rostro,
Si tatúas el aroma de tu piel en mis mejillas.
Prometo enterrar temores que siguen mi rastro,
Si entierras fantasmas pasados.
Prometo jugar con tu mal humor hasta extinguirlo,
Si juegas con mis risas, hasta que sólo su eco rompa todo silencio.
Prometo recorrer el camino perfecto a tus labios,
Si recorres el camino imperfecto hacia los míos.
Prometo pintar de ternura, tus ojos,
Si pintas de tu azul, el gris de mis días.
Prometo ser el tequila que deje inconsciente tu melancolía,
Si eres el superhéroe que me salve, de mi misma.
Y prometo entregarte mi corazón,
Si me entregas la mitad del tuyo.
Hagamos un trato donde no hallan ganadores ni perdedores,
Donde juguemos hasta que la luna no sonría,
El amanecer nos robe bostezos y un nuevo día sea testigo de besos.
Hagamos un trato sin argumentos,
Donde el sol despida caricias,
El mar nos robe suspiros y el cielo se destiña de ternura.
Hagamos un trato sin fecha de caducidad,
Sin expedientes que nos condenen,
Ni palabras que el viento se robe.
Donde enamorarse sea el pecado más dulce,
Estar juntos, nuestro eterno castigo.
Y sellemos un trato donde se nos permita amarnos
Hasta que el verbo se vuelva carne,
Y se albergue en ti, en mí.
Hoy dejé un capricho y abrí lentamente mi corazón al mejor postor.