Y de la nada, lo vi. Al otro lado de la pista, con aquella sonrisa que había imaginado en cada conversación y el perfecto azul de sus ojos sonriéndole a mi mañana, Lo vi y olvidé que había perdido mi carnet universitario, lo vi y por un segundo olvidé que esta semana de finales será la peor de mi vida.
Lo vi, y mi corazón se detuvo como hacía tiempo no lo hacía, mi mirada vaciló, y por primera vez en mi vida, lejos de huir...quería ir. Ir hacia él y sonreírle, quería ir, y que me sonriera. Quería hablar por horas como sólo facebook chat, lo sabe y caminar juntos por Angamos como ninguno de los dos aún ha probado...pero sobre todo, acá entre nos...quería abrazarlo...quiero abrazarlo.
Siendo sincera, no se si será recíproco, ni cuanto tenga que limitar el sentimiento que comienza a dominar mi cuerpo...yo, no sé. Sólo se que con él, después de tantos años de inseguridad, ser yo, se siente bien.
Reír, increíble, engreírme también. Hablar hasta por los codos aún más, y no bloquear un sentimiento es lo más perfecto que mi corazón ha podido enfrentar.
No sé qué me hizo, ni cómo fue que lo hizo. No, no se que me hiciste ni cómo lo hiciste, sólo se que me enseñaste a atrapar momentos, tirar preocupaciones, y soñar despierta...lo que últimamente había olvidado hacer.
Me enseñaste y cada noche, lo sigues reforzando.
Me enseñaste y cada noche, lo sigues reforzando.