Extrañaba esas reuniones.
Esas donde el alcohol y la música son los protagonistas de tu noche. Esas donde bailas, cantas, te caes, y no sé cómo acabas en una cama, durmiendo,
Yo, simplemente extrañaba esas reuniones.
La de los viejos tiempos.
Y definitivamente, esa fue una de esas reuniones.
Supongo que se debió a los aún no cumplidos 18 de Ale, que cada uno había ido con la mentalidad de pasarla bien, incluyéndola. Aunque cabe recalcar que ella no sólo la pasó bien, sino recibió un par de sorpresas que nadie se esperaba, o bueno, al menos una de ellas, nadie lo esperaba, menos yo.
Tanto así que tengo la escena grabada en mi cabeza.
El preciso momento en que él se te acercó y todos quisimos impedirlo, mientras alguien tuvo la genial idea de poner la 'epica canción: "Algo más". Recuerdo mis ganas y las de todos, de impedir que hablaran...todo, simplemente todo en un par de segundos. Como una tormenta instantánea que se fugó cuando vi de lejos a mi mejor amiga, y supe que debía confiar en ella. La gente cambia, y si yo cambién, ¿Por qué ella no? La vida le dio mil lecciones, y a estas alturas, estoy segura que ella comprendió a la perfección que aunque lo malo parezca bueno, no deja de ser malo, y nunca, a largo plazo, deja de hacerte daño.
Por lo que dejamos que él y ella hablaran, como los viejos amigos que algún día fueron, y los amigos que probablemente por hoy serán.
Y mientras eso sucedía, todos seguíamos sumergiéndonos en el alcohol y la música, baile y desastre. Y parecía que ya no podía estar más feliz hasta el momento en que recordé lo que había sucedido hace casi un mes y me entró la mezcla de cólera con infelicidad que me entra unas mil a las quinientas.
Christian se dio cuenta, y para variar, bajamos a hablar en esa escalerita. Aquella que un año atrás había sido testigo de otra infelicidad a causa de otra persona.
'No estés así', me dijo, y sentí el dejavú de palabras pasadas. 'No estoy así...solamente, me da cólera, cólera, cólera'
Y no recuerdo qué me dijo, lo único que se es que, como siempre, sus palabras me calmaron y después de robarme una sonrisa, entramos. De ahí, la noche fue fantástica. Todos bailamos, reímos, cantamos, y volvimos a bailar.
Ah, aunque bueno si hablamos de viejos tiempos, yo olvidaba un detalle, Tú, mi amor ¿Por qué si te trato como a cualquiera de mis amigos, crees que aún haces temblar mi piso? Sinceramente no lo sé. Probablemente sea mi culpa porque durante mucho tiempo te rehuí cada que mi sistema nervioso se paralizaba con tu presencia, y te mal acostumbré a que siempre pensaras lo mismo. Sin embargo, el tiempo pasó, las situaciones cambiaron, y yo también. Ahora ya no es lo mismo, porque ahora si hay algo que quiera de ti, es amistad. ¿Cuando serás capaz de entender eso?
'Quiero ser tu amiga -.-', aunque sinceramente eso no sea tan importante.
En fin, después de la reunión, Ale y yo fuimos a mi casa, como costumbre pasada, aunque no sé como llegamos, porque, para variar, tomamos un taxi de esos que pasan por pasar.
De esos que te pueden violar, sí, como toda la vida.
Y lo primero que la escuché decir, a la mañana siguiente, fue: María Claudia, tuve un sueño donde él y yo hablábamos.
Puse los ojos en blanco, como los viejos tiempos, pensé. Sólo que esta vez su corazón no latía con desenfreno, esta vez él tampoco le movía el piso.
Ale, no fue un sueño. Repetí, y aunque era lo mismo que siempre solía decir, esta vez sabía que su respuesta no iba a ser la de la Alejandra del año pasado.