Sales tarde de clase y corres al paradero. Subes a la primera combi del paradero, cierras la puerta, respiras y giras el rostro. Ahí ves a tus acompañantes de primera fila: el conductor y un chico bonito... muy bonito. Sonríes. Sacudes la cabeza y te puteas internamente: eres una tonta que sonríe de la nada. Miras a la ventana para disimular la sonrisa tonta o al menos no sentirte tan tonta. La combi pone primera y avanza. Ahora quieres verte interesante. Pones cara de interesante e, insconcientemente, tarareas una canción de Arjona. La combi frena en el puente y maldices: 10 minutos de espera al costado de un chico lindo. Tú, él y un silencio eterno. Aj, odias los silencios, pero aún más ese silencio. Pones cara de fastidio, no, no, eso no. Ahora intentas distraer tu mente contando ovejas, pensando en alguna que otra anécdota, pero nada funciona: quieres hablarle al chico bonito. Y te pica la lengua. Quieres hablarle. Tienes que hablarle. Pasan cinco minutos, sigue el silencio y siguen tus ganas. Miras a un lado, miras al otro. 8 minutos. La combi no avanza; el ruido, tampoco. Tarareas. Volteas. Lo miras de reojo y te haces la loca. 10 minutos. Silencio absoluto. Silencio incómodo. Silencio, silencio. Fucking silencio. Le recontr quieres hablar. Ya esta dicho, le vas a hablar. Pero ¿De qué le podrías? ¿De qué hablarle a un desconocido? ¿De qué? Otra vez volteas izquierda a derecha, de derecha a izquierda y cuando te vas a dar por vencida lo ves: "El Trome", en su máximo esplendor. Adelante con un titular más chicha que Grupo Cinco y atrás con la malcriada de siempre. Sonríes y le pides prestado el diario al conductor. El te lo da y ni bien lo recibes, vas a la sección de deportes. Ahí esta lo que buscabas: una noticia del partido Perú - Chile, un gran titular, una gran excusa, un gran pretexto para romper el silencio. 15 minutos después de estar en el puente, la combi avanza, ojeas el diario y esperas un par de minutos más. Cuantas hasta diez y alzas la mirada "¿Cuando vuelve a jugar Perú?", preguntas, como si no supieras que juega en Noviembre contra Ecuador, en tierras ecuatorianas. "En noviembre", responde el chico. Sonríes por dentro antes de preguntar "Contra quien, sabes?" "Contra... contra..." mira al cobrador y le pregunta contra quien y tu piensas que no puede ser más lindo. "Contra Ecuador", responde el cobrador. "Allá, creo". Agrega. "Ecuador es un buen equipo?", le preguntas. Él asiente. "Va a estar jodido porque jugamos allá" dice el chico bonito y esas palabras rompen por completo el hielo entre los dos. De repente, un tema lleva a otro y terminan hablando del partido contra Chile. Ríen, putean al árbitro, maldicen los palos, las manos chilenas, vuelven a reír. Antes de lo planeado ya están en Aviación, su paradero. Tú bajas para que el pueda bajar y él se va. Pero no sin antes despedirse de ti.
Subes al micro y sonríes. Conociste a alguien y hablaste del partido Perú-Chile con esa persona: no pudo ser un regreso más perfecto.
Y para completar tu sonrisa, lo que queda de camino, esta en rumbo a la casa de tu mejor amigo.
Que ricos pueden ser los días universitarios.